Se puede ser religioso y espiritual
o religioso y no tener nada de espiritual, o se puede ser espiritual sin ser
para nada religioso o ser agnóstico. Creo que todos más o menos conocemos
ejemplos de todas estas opciones personales y culturales; todas respetables y
todas necesarias para explicar lo que somos como especie en cuanto a temas
trascendentales.
La pregunta es para qué sirve ser
espiritual, religioso o agnósticos. En el primer caso tal vez tenga que ver con
una búsqueda o curiosidad del ser humano que va más allá de lo explicable, en
el segundo tendrá que ver con cuestiones culturales y el tercer caso es el de
aquellos a los que no les interesa ningún cuestionamiento que vaya más allá de
la realidad tangible.
Los agnósticos dirían que los
espirituales y religiosos buscan un consuelo que les aleje del temor a la
muerte como un final, esto tal vez podría ser así, pero los otros podrían
argumentar que hay cosas que son muy difíciles de explicar por medio de la
física mecánica de Newton. Esta es una discusión para la que, a día de hoy, no
hay respuesta que de la razón a ninguno.
Para mí lo que verdaderamente
importa es hacerse preguntas, no para estar más relajado pensando en una
supuesta vida en el más allá, sino porque el universo me parece tan grande e
inabarcable que mi mente curiosa intenta comprender aunque sea una minimísima
parte. Por otro lado, reflexionando en estas cuestiones pienso que poca cosa somos
en relación al universo.
Tal vez deberíamos pensar más en cómo sacar partido,
de forma constructiva, al corto espacio de tiempo que estamos en este planeta,
que a día de hoy es lo único real y tangible; y si resulta que esto no acaba
aquí, pues genial porque entonces empezaríamos otro desafío!
Luz y amor para todos, PATRICIA
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