jueves, 26 de septiembre de 2013

Matar a un hijo




Me pregunto qué pasa por la mente de una madre o un padre, que supuestamente son personas normales con una vida normal, y que un día matan a un hijo. Y que además tienen la frialdad de planear en el tiempo su crimen.
Hay que tener el corazón y la mente de hielo para cometer, con las propias manos, la acción de arrebatarle la vida a una persona, y mucho más si es un niño y ni que decir si encima es un hijo.
El ser humano es terriblemente complejo y hay muchas cosas para las que cuesta encontrar una explicación sencilla. Para un crimen tan horrible podría buscarse algunas causas como un trauma infantil, tener un grave trastorno mental o ser un psicópata y preguntarnos ¿es el psicópata una persona enferma… o sencillamente es alguien malo?

Para mi es tremendamente inquietante pensar en la maldad sin más, porque no tiene un origen, ni una causa claras. Hay científicos que afirman que los psicópatas tienen una lesión en el área del cerebro que rige la capacidad empática. Pero aún hay mucho por aclarar y saber acerca de esto. ¿Y si la maldad, en estado puro, es posible que exista en algunas personas, así sin más?...
Es evidente que aquellos que poseen un grado de maldad tan extrema son incapaces de ponerse en la piel del otro, no existe para ellos la empatía, un egoísmo extremo se apodera de sus vidas y buscan pura y exclusivamente el propio beneficio y bienestar.
Vino a mi mente una película tremendamente inquietante: Tenemos que hablar de Kevin, que vi hace poco y que explora esta relación madre/hijo (vemos como crece desde bebe en el seno de una familia un psicópata) y que nos deja más preguntas que respuestas. 

Es duro pensar que nuestra sociedad alberga personas con estas características para las que es muy difícil  o prácticamente imposible buscarles una cura.
Nuestra sociedad está enferma, está falta de muchas cosas, confundida y bombardeada con el consumir y tener como metas principales en la vida. Hay sin embargo un signo de esperanza, empieza a detectarse que muchas personas están cansadas, que empiezan a demandar transparencia, no solo en los políticos sino en todos los ámbitos de la vida, que están volviendo a los valores tradicionales, que valoran lo antiguo como sinónimo de genuino.
Espero y deseo que todas estas tendencias que se observan en muchas personas se vean pronto reflejadas en el ámbito personal, familiar y social. Nunca dejará de haber, probablemente psicópatas, pero quizás podríamos llegar a minimizar, con una vida más equilibrada, su impacto.

Luz y amor para todos, PATRICIA. Y hoy especialmente para Asunta.

4 comentarios:

  1. Sí que resulta inquedante: eu pregúntome o mesmo, a antiga pregunta: nácese ou faise?
    Gracias pola esperanza que deixas sempre

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    1. Si el psicópata nace o se hace...., creo que todabía la ciencia no lo sabe y aun queda mucho por investigar sobre el cerebro humano y los comportamientos y emociones. La esperanza llega de la mano de los teóricos de la "inteligencia emocional" una corriente que está calando en los ámbitos educativo, laboral, social... Ojalá veamos implementar conceptos de educación emocional en la escuela pronto. Si aprendemos a conocernos desde pequeños y manejar con sabiduría las emociones es probable que estas conductas tan desviadas tengan un impacto menor. Y sí, me gusta siempre acabar con optimismo porque el ser humano puede ser muy ruin, pero también muy amoroso, empático, altruista...Somos nostros mismos, como especie, los que podemos cambiar el rumbo de las cosas.

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  2. Que tal Patri!! Interesante tu texto, te diré que por mi experiencia analítica, si bien en mi práctica nunca he atendido a un asesino y menos de un hijo, los casos que he leído son psicóticos, esquizofrenias gravísimas, donde el pasaje al acto es inminente como mandato de alucinaciones de voces imperativas. De todas maneras tu artículo avanza hacia otras aristas súper interesantes sobre interrogarse por la maldad que desde el psicoanálisis en tendemos como un profundo sadismo que en verdad esconde un masoquismo previo. Pensemos por ejemplo en cualquier relación “ normal” entre padres e hijos, alguna reyerta que lleva tal vez a pegarle al niño, los padres sienten un profundo dolor y una bofetada o alguna palabra les duele más a ellos mismos que al niño.
    Por otro lado la época vertiginosa y del hiperconsumo supérfluo, adictivo que empuja a un falso bienestar deja al sujeto a la deriva con falsas propuestas que como bien dices terminan sin brújula. Pero de acuerdo que hay signos de esperanza!!!!. Marisa

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    1. Sadismo, masoquismo, conducta psicópata, siempre intentamos explicar a partir de una enfermedad el lado más oscuro del hombre. Lo que me inquieta y me plamtea dudas a muchos niveles es ¿y si la "maldad" existe sin más?, sin haber ningún desajuste, en personas con una vida normal que un buen día justifican lo injustificable x sabe Dios que causa retorcida...En fin sigo pensando que si avanzamos en el conocimiento y dominio de nuestras emociones estaremos más próximos a atenuar y quizás reconducir ciertas conductas y sobre todo ciertas acciones que por desgracia no tienen vuelta atrás.

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