Me pregunto qué pasa por la
mente de una madre o un padre, que supuestamente son personas normales con una
vida normal, y que un día matan a un hijo. Y que además tienen la frialdad de
planear en el tiempo su crimen.
Hay que tener el corazón y la
mente de hielo para cometer, con las propias manos, la acción de arrebatarle la
vida a una persona, y mucho más si es un niño y ni que decir si encima es un
hijo.
El ser humano es terriblemente complejo y hay muchas cosas para las que cuesta encontrar
una explicación sencilla. Para un crimen tan horrible podría buscarse algunas causas como un trauma infantil, tener un grave trastorno mental o ser un psicópata y preguntarnos ¿es el psicópata una persona enferma… o
sencillamente es alguien malo?
Para mi es tremendamente
inquietante pensar en la maldad sin más, porque no tiene un origen, ni una causa
claras. Hay científicos que afirman que los psicópatas tienen una lesión en el área del cerebro que rige la
capacidad empática. Pero aún hay mucho por aclarar y saber acerca de esto. ¿Y si la maldad, en estado puro, es posible
que exista en algunas personas, así sin más?...
Es evidente que aquellos que
poseen un grado de maldad tan extrema son incapaces
de ponerse en la piel del otro, no existe para ellos la empatía, un egoísmo extremo se apodera de sus vidas
y buscan pura y exclusivamente el propio beneficio y bienestar.
Vino a mi mente una película
tremendamente inquietante: Tenemos
que hablar de Kevin, que vi hace poco y que explora esta relación
madre/hijo (vemos como crece desde bebe en el seno de una familia un psicópata)
y que nos deja más preguntas que respuestas.
Es duro pensar que nuestra
sociedad alberga personas con estas características para las que es muy
difícil o prácticamente imposible
buscarles una cura.
Nuestra sociedad está enferma, está falta de muchas
cosas, confundida y bombardeada con el consumir y tener como metas principales
en la vida. Hay sin
embargo un signo de esperanza,
empieza a detectarse que muchas personas están cansadas, que empiezan a
demandar transparencia, no solo en los políticos sino en todos los ámbitos de
la vida, que están volviendo a los valores tradicionales, que valoran lo
antiguo como sinónimo de genuino.
Espero y deseo que todas estas tendencias que se observan en muchas
personas se vean pronto reflejadas en el
ámbito personal, familiar y social. Nunca dejará de haber, probablemente
psicópatas, pero quizás podríamos llegar a minimizar, con una vida más
equilibrada, su impacto.
Luz y amor para todos,
PATRICIA. Y hoy especialmente para Asunta.