El mundo tal
y como lo conocíamos está desapareciendo. La destrucción de nuestra preciosa
casa azul es evidente, estamos agotando los recursos y no está claro que las
energías renovables puedan llegar a tiempo. Pero la destrucción no solo es ecológica, sino económica, social, laboral, de
valores, de muchas especies incluida la nuestra. Los hindúes dicen que
detrás de una destrucción viene una nueva creación, un nuevo comienzo. Las
profecías mayas han sido malinterpretadas, no hablan del fin del mundo sino de
conclusión de un ciclo agotado, que termina para dar comienzo a uno nuevo.
Hasta aquí
podemos pensar que estos son todos argumentos que más bien sirven para
tranquilizar la ansiedad y angustia que nos provoca lo que vemos alrededor, sin
embargo, quizás podemos ir más allá.
La vieja Europa está desgastada, sin
ideas, y camina hacia un empobrecimiento generalizado de su población, nada
extraño que no ocurra desde siempre en la mayoría de continentes, como América, África o Asia.
Los europeos
están confusos, pensaban que esas cosas eran de países subdesarrollados y que
eso a ellos nos les iba a ocurrir, pero está ocurriendo.
Ante la
constatación de esta situación a las personas nos quedan dos caminos, 1) resignarnos, aceptar y adaptar de forma
extrema nuestras vidas o 2) actuar de
forma creativa, para ir encontrando las maneras de abrirnos paso y seguir
adelante hacia una vida digna, pero con una visión nueva y por supuesto nunca
desde un pesimismo paralizante.
Al gigante armado hasta los dientes
no podemos combatirlo con sus mismas armas, porque no las tenemos y porque principalmente en mi caso
no me interesa, hay que plantarle cara
con astucia y firmeza y por supuesto con unión.
No estoy
hablando de supervivencia pura y dura, ni de salir con palos y piedras, estoy hablando
de construir de verdad, desde abajo y entre todos un nuevo paradigma; como las hormigas, en silencio, sin aspavientos, de
forma ordenada y tranquila y con el convencimiento de que sí podemos.
Existe un
grupo muy pequeño de la población mundial que están dirigiéndonos y
gobernándonos para convertirnos a la mayoría en pseudoesclavos. Esto es verdad
y quizás pueda funcionar en un plano físico/material, esta también podría ser
una buena oportunidad para practicar el desapego y distinguir lo que me sobra
de lo que necesito, pero en nuestra mano
está que esa esclavitud no lo sea en el plano mental/emocional, porque si les
dejamos entonces sí tendrán la batalla ganada.
Es muy
difícil hoy en día responder hacia dónde nos encaminamos, pero quizás no es tan
importante el hacia dónde, sino el propio andar, el camino, con una nueva
mirada, estando muy atentos y muy vivos y con ganas de construir algo nuevo. Da igual lo que al final ocurra, lo
verdaderamente importante es caminar sin rendirnos, con inteligencia y no el
final del trayecto, quizás hasta se convierta en una aventura única que sirva
para escribir un capítulo nuevo en la historia humana.
Luz y amor para todos, PATRICIA
Teño exactamente a mesma visión, tanto da situación, como na túa reflexión de como enfrontarse a ela. Gracias por saber plasmalo en palabra escrita.
ResponderEliminarOjala al ser humano no le paralice el miedo, ojalá no nos dejemos llevar por la inacción, ojalá tengamos la fortaleza de ánimo suficiente para unirnos y como las hormigas trabajar juntos, en silencio y de forma ordenada para dejarles a nuestros hijos si no un mundo mejor,al menos una forma de ser y actuar en la vida!
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