Si
pusiéramos delante de una ventana a un grupo de personas, ¿qué pesáis que
verían?; pues una vería un árbol, otra el cielo, otra la hierba, otra un ave
que pasó volando…Este ejercicio simple nos enseña que una misma situación puede
tener lecturas muy diferentes y hasta opuestas. La mayor parte de problemas que se generan entre las personas son
siempre de comunicación. Ya no solo porque dos o más individuos veamos una
misma situación de forma distinta, sino por la imposibilidad de pensar que
igual las distintas opciones son todas
válidas, posibles y hasta complementarias.
Más difícil
todavía es admitir o poner en duda nuestro análisis; la verdad, al menos en mi
caso, me he equivocado muchas veces…, por tanto decir, (y esto es un topicaso,
pero es real): no, nunca, jamás, es mucho decir y son expresiones que, o no
deberíamos usar o hacerlo con cautela.
Aferrarnos a
nuestras ideas como si en ello nos fuera la vida, produce un desgaste demasiado
grande que no compensa. Todo lo que
tenga que ver con esquemas mentales rígidos además de desgaste y un enorme consumo
energético mental y físico, produce involución, rabia, frustración y soledad.
La tolerancia debe practicarse a todos los niveles, claro que en algún momento
se pierden los papeles ninguno somos santo, ya me gustaría, pero de la tolerancia y de hacer un esfuerzo por
escuchar (de verdad) al otro, surge el diálogo, las ideas fluyen y hasta es
posible que surjan aspectos nuevos, que ni imaginábamos.
Hoy más que
nunca necesitamos muchas y nuevas ideas a partir de un diálogo abierto de todas
las personas entre sí, sin dar nada por sentado como único y excluyente. Abrir bien los oídos, la mente y tener una
disposición abierta solo puede crear y construir.
Luz y amor para todos, PATRICIA