viernes, 20 de julio de 2012

El poder del silencio



Que bello pero también que aterrador puede ser el silencio.
Nuestro estado de ánimo, nuestra personalidad, los problemas  juegan un papel importante en la percepción del silencio.
Hay quienes se rodean permanentemente de ruido porque quizás les de miedo quedarse a solas consigo mismo y en silencio. Porque el silencio es una ventana que se abre y muchos no desean asomarse a ella por lo que puedan ver.
Las ciudades son sitios perfectos para este tipo de personas. Me pregunto ¿las ciudades serán ruidosas apropósito para que no pensemos?. Para la mente maquiavélica y manipuladora de muchos sería una muy buena opción de anestesiar a la población en masa.
Hay las personas ruido, esas que nunca paran, vociferan todo el rato y están 24 hs. sumidas en una actividad desenfrenada. A la vista de los demás pueden ser los adictos al trabajo o los que pasan por los majetes simpáticos que no paran de hablar y hacer chistes. Tanto unos como otros tampoco quieren el silencio, tampoco quieren quedarse a solas consigo mismos.
Finalmente está el grupo de las personas con problemas a las que la sola mención de estar en silencio les provoca vértigo y un pavor irracional.

A los occidentales nos enseñan desde niños a intoxicarnos de ruido y a temer y alejar el silencio, porque es visto como una pérdida de tiempo, la actividad genera dinero, la no actividad no.
A los orientales, sin embargo, les enseñan lo contrario, es decir, el valor del silencio, para llegar a  nuestro ser verdadero, al conocimiento profundo de nuestra alma, al núcleo de lo que verdaderamente somos.
Y este es el problema principal, cuando los años pasan y por el motivo que sea nos paramos y asomamos la cabeza por la ventana del silencio y entonces no entendemos lo que vemos o no nos gusta y a nuestros pies percibimos un abismo enorme al que no sabemos cómo enfrentarnos.

Una buena manera de empezar a comprender quienes somos verdaderamente, para que llegue un día y nos asomemos a la ventana sin miedo, es empezar a estar en silencio y mirar en nuestro interior, muy poco a poco, empezando por espacios cortos de tiempo.
Al principio el cerebro querrá seguir trabajando, esos pensamientos que surjan debemos verlos como las olas del mar y dejarlos que se retiren con calma y mucho amor hacia nosotros mismos. Poco a poco conseguiremos  espacios más largos de silencio;  indispensable para generar un sustrato positivo para que las respuestas se vayan abriendo paso en la oscuridad. La oscuridad y el silencio son el camino que nos conducirán de vuelta a casa, a lo que somos, a nuestra esencia!

Luz y amor para todos, PATRICIA

2 comentarios:

  1. Encantoume este post Patricia: concordo e comparto.

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    1. Y cuando descubrimos la belleza que hay en el silencio...,entonces eso sí que es estar en las nubes. LO descubrí hace poco y me encantó, genera una paz alrededor impresionante!

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