viernes, 31 de agosto de 2012

El poder de la risa



La Risoterapia es una técnica psicoterapéutica que no cura por sí misma, pero  se ha demostrado que es tremendamente efectiva para complementar otras terapias y no solo es beneficiosa para problemas mentales sino también para los físicos. En China hace miles de años ya afirmaban que la risa aseguraba la felicidad, longevidad y salud física, llegando a afirmar que la salud de la persona está directamente relacionada con las veces que se rie al día. Es importante reírse de uno mismo y los propios defectos, quitando importancia y relativizando tales características; hablo de intentar ser más indulgentes con nosotros mismos y no convertirnos en nuestros propios verdugos.

En nuestra sociedad nos enseñan a reírnos de los otros y no con los otros. Es una pena que siempre tengamos puesto el ojo afuera, en los otros y que sea para criticar o mofarnos, en vez de aprovechar esas oportunidades en grupo para reírnos y pasárnoslo bien en signo positivo. Todos tenemos algún amigo o familiar de risa contagiosa con el que es  imposible, ante sus explosiones espontáneas, al menos no sonreír. Deberíamos provocar en las situaciones cotidianas, cuando estemos en compañía de otros, arrancarnos una sonrisa de cualquier tontería, quitando hierro a las cosas y permitiéndonos disfrutar, de verdad y si además  con esto contribuimos a estar más sanos y ser más longevos, mejor que mejor!

Otra reflexión, si miro a mi alrededor, compruebo que la agente positiva y optimista suele reir con más facilidad que las personas negativas y pesimistas; no se si las primeras viven más, pero cuando miro a los ancianos y comparo a unos y a otros….sus caras, si miramos bien, lo dicen todo!

Luz y amor para todos, PATRICIA

viernes, 24 de agosto de 2012

El nido vacío y el vértigo ante el desapego


Pensar que hasta hace poco se me llenaba la boca, con bastante facilidad por cierto, diciendo: cuando mis hijos crezcan los quiero fuera de casa lo antes posible, para empezar otra vez a tener vida propia.
Los argumentos eran todos muy buenos, convincentes y de lógica pura: llega un momento que quieres vivir la vida con tranquilidad, disfrutando de la pareja, viajes, estancias en el propio hogar atendiendo pura y exclusivamente a las necesidades propias, etc.etc. Hasta aquí sonaba impresionante, un renacer a la vida de uno mismo, tantas veces pospuesta cuando los hijos son pequeños…
 Yo que también vengo cultivando la meditación, pensando y estando convencida con respecto a la importancia del desapego de las cosas materiales y también de las personas, por eso de no ser esclavo de nada y de nadie (esto último lo digo con la boca pequeña), me miro ahora y quedo con la boca abierta… Parezco Espartaco, esclava, en pleno circo romano, lidiando con un montón de fieras mentales que me atacan en tropel…
La teoría hasta aquí, era fantástica, pero…, la primera vez que los hijos se van, que comienzan a ser mayores y ya empiezas a ver la posibilidad real de que vuelen del nido…, el vértigo es tremendo, que abismo… y no le veo el final…
A ver vamos por partes, vamos a tranquilizarnos y razonar:
Practicar el desapego requiere un desarrollo espiritual muy amplio y profundo. Estoy convencida de sus virtudes, pero creo que aun me falta un trecho largo por recorrer para practicarlo con convencimiento pleno, no solo intelectual, que ese lo tengo, sino interior, aceptando con amor y sin apretar los dientes con un nudo doble en el estómago. 
Aún así, no está todo perdido, supongo que como todas las situaciones nuevas de la vida debemos darnos un tiempo de asimilación y de calma, para vivir estos nuevos estados, primero lógicamente con ansiedad, que también hay que dejar que salga y vivirla, para luego ir poco a poco hacia la serenidad.
Al fin dejar volar a los hijos tiene que ver con la generosidad de dejarlos vivir su vida, de que tomen sus propias decisiones (aunque se equivoquen y nos duela), de darles espacio para la libertad y el crecimiento. Sobre el desapego material hablaré en un próximo post.

Luz y amor para todos, PATRICIA

jueves, 9 de agosto de 2012

El gran abismo de la vida



Qué vértigo y abismo más grande cuando estoy frente al papel sin tema ni pensamiento…
La vida es lo mismo, un gran agujero al que no vemos el final y por el que debemos bajar e ir sorteando lo que aparezca.
El propio vivir  me produce cierta angustia y desasosiego es justamente por ese pozo profundo que no puedo ver ni alcanzar.
El control siempre el control, si finalmente lo suelto, ahí vuelve a estar ese gran abismo, eso que es la vida enorme e inconmensurable, que se abre ante mí y para el que no tengo alas.

Ese caer permanente….ese existir  desconcertante….ese hoy y ese mañana, eso es vivir.
Dedico este post a mi amiga Paula que me ha alentado para que también escriba elucubraciones que no tengan más propósito que ser una forma de expresión de ciertos pensamientos.

Luz y amor para todos, PATRICIA